BMW 320si: Un BMW especial para un propósito especial

Existe un tipo de vehículos con una historia especial, un propósito particular para el que fueron creados que hace que sean coches con un significado diferente para sus seguidores o los fans del mundo del motor en general – y que hace que sean más apreciados en el mercado, por supuesto. Hablamos de esos coches que han sido creados con el único propósito de ser la base sobre la que desarrollar un coche de carreras, la ficha de homologación necesaria para que una marca pueda competir en un campeonato determinado, sin importar la categoría de la que se trate. Es el caso del protagonista de este artículo: el BMW 320si, creado para que la marca pudiera competir en el Mundial de Turismos.

A este tipo de coches podemos referirnos como ‘especiales de homologación’. Son aquellos que nacen con el propósito de ser homologados con una ficha posterior para desarrollar coches de competición. Esto se puede ver tanto en coches de turismos como en rallyes, sobre todo en décadas pasadas (prácticamente todo lo que no eran monoplazas, incluyendo coches de resistencia en el caso de la era GT1). Hoy día ya no se ve tanto (o prácticamente ni se ve) dado que las grandes competiciones siguen exigiendo un mínimo número de matriculaciones de un coche base, pero se prepara el reglamento para que se pueda partir de coches de producción en serie normales y corrientes. Antes era posible ver fabricantes que desarrollaban un coche de carreras con una variante matriculable por esta misma razón, existiendo muy pocas y muy cotizadas unidades en el mercado.

El BMW 320si encaja perfectamente en este grupo por este mismo motivo. Para correr en el Mundial de Turismos en Baviera tenían que desarrollar una variante de altas prestaciones del Serie 3, pero contando con un motor de cuatro cilindros, lo que descartaba partir del M3 de base dado que este equipaba un seis cilindros en línea en la generación E90, la que estaba comercializándose en torno a 2005 sucesora de los míticos E30, E36 y E46 de los que ya hemos hablado en alguna ocasión. De hecho, BMW había estado utilizando motores de seis cilindros desde casi tres décadas en sus Serie 3.

Por fuera, puede parecer un Serie 3 con nada fuera de lo común con carrocería de cuatro puertas, exceptuando las llantas de BMW Motorsport que dan una pista de la verdadera naturaleza de este coche. Ahora bien, debajo del motor nos encontramos sorpresas, como una tapa de balancines hecha en fibra de carbono y una culata fabricada, como dato curioso, junto a las culatas de los motores BMW de Fórmula 1 de aquellos años (cuando pasaron de Williams a adquirir Sauber). En comparación con el 320i más corriente, era un motor más cuadrado (es decir, una relación más cuadrada de diámetro y carrera) de modo que podía sacarse más potencia llevando el motor alto de vueltas. La versión de calle daba unos 173 caballos de potencia, si bien el motor no iba exprimido – eso era para la versión de competición, del que se sacaban unos 300 caballos.

Su motor ligero (reduciendo así la masa sobre el eje delantero), su caja de cambios de seis marchas y sus 1.350 kilogramos le daban unas prestaciones interesantes y una conducción placentera, dejando a un lado que no fuera tan potente como otras creaciones de la casa alemana – aún así alcanza 225 kilómetros por hora de punta. Además de las llantas, le distinguen su kit aerodinámico  con entradas de aire en el paragolpes delantero y el difusor trasero, además de unos asientos específicos y el volante deportivo en cuero al igual que las molduras laterales en el interior. El 320si incorporaba además una suspensión deportiva que realmente se hacía notar a la hora de conducirlo.

De este BMW 320si tan sólo se fabricaron 2600 unidades (las que necesitaba BMW para la homologación de su coche del WTCC) y se vendieron todas y cada una de ellas en Alemania, aunque posteriormente se han trasladado a otros países por manos de particulares. Se trata de un coche muy valorado en la actualidad, si bien siempre hay que tener bien revisado el motor, en concreto las camisas de los cilindros. Al ser un motor con una relación de compresión elevada, necesita gasolina 98 como mínimo o de lo contrario las bielas podrían verse afectadas. Con un buen mantenimiento, uno puede tener un BMW muy especial en el garaje. Desde entonces, BMW no ha necesitado sacar ningún especial de homologación, basándose en sus M4, M6 y demás modelos M para sus coches de GT y resistencia.

Artículo Escrito por David Durán 

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