Maserati Biturbo : vers le salut et l'innovation

El Maserati Biturbo se puede considerar uno de los modelos de producción en serie más icónicos de la firma del tridente a lo largo de su historia. Fue un coche que marca la era de Tomaso de la marca italiana, antes de que fuese propiedad del Grupo FIAT (más tarde FCA y, tras la fusión con PSA, la actual Stellantis), uno de los coches con los que Maserati salió de uno de sus periodos más delicados en sentido económico. Tiene además el honor de ser el primer coche de producción en serie que utilizaba un motor biturbo, además de ser el primer coche de calle con tres válvulas por cilindro.

El Biturbo pertenece a la era De Tomaso

El Biturbo pertenece a la era en la que Maserati era controlada por Alejandro de Tomaso (salvando el gobierno italiano a Maserati de la quiebra), quien ya por entonces tenía su propia marca en funcionamiento, la epónima De Tomaso, además de haber comprado otras marcas como Innocenti o el estudio de diseño Ghia. No obstante, a la hora de hacer el Maserati Biturbo, el diseño corrió a cargo de Pierangelo Andreani, jefe de diseño de la marca, en lugar de recurrir a estudios de diseños externos como aún ocurría en aquellos años. Tenía mucha influencia del Quattroporte de la época (diseñado por Giugiaro), pero el Biturbo, al contrario que este, contaría con una carrocería de dos puertas y una configuración de Grand Tourer.

Maserati Biturbo delantera

Biturbo: motor V6

El origen del nombre no tiene demasiado misterio: en su aparición en 1981, se mostró al mundo con un motor V6 con dos turbocompresores en un momento en el cual los turbos se estaban empezando a desarrollar tanto en el mundo de la competición como en la calle. Contó con tres motorizaciones a lo largo de su trayectoria, todas ellas V6 Biturbo que le daban sentido al nombre del modelo: un 2.0, un 2.5 y un 2.8, todos ellos siendo unidades deseadas a día de hoy con una cotización interesante. En todos los casos era un Grand Tourer de motor frontal en posición longitudinal y tracción trasera, ideal para largos trayectos en carretera a lo que se sumaba su interior de enorme calidad con volante de madera y asientos tapizados en piel, al igual que las puertas.

Ahora bien, el Maserati Biturbo no sólo existió como coche de dos puertas con configuración de carrocería 2+2 como otros de su clase. También hubo variante sedán de cuatro puertas y versión descapotable, aunque sin duda el dos puertas es la variante más conocida, aparte de ser la original. Para 1987, Maserati decidió hacer un facelift del Biturbo para modernizar su imagen, contando para ello con nada menos que Marcello Gandini, el hombre que había revolucionado la imagen de los deportivos y había trabajado para otras marcas italianas como Lancia o Lamborghini, siendo el diseñador del Lancia Stratos Zero, el Stratos de rallyes o el Lamborghini Countach. De hecho, para entonces Gandini ya había trabajado en otros Maserati, como el Quattroporte de segunda generación o el Maserati Khamsin que pertenece a la época en la que Citroën poseía Maserati.

Maserati Biturbo

Este facelift trajo sobre todo cambios estéticos, reconocibles en la parte delantera con una parrilla más redondeada que el Biturbo original y llantas de aleación de 15 pulgadas – aunque también hubo cambios para aumentar la fiabilidad de sus motores. Ahora bien, Maserati decidiría volver a hacer un restyling en 1991, actualizando el Biturbo a un estilo similar al Maserati Shamal que también había diseñado Gandini. Todo el exterior fue actualizado y modernizado, además de contar con llantas de 16 pulgadas en lugar de 15. El Biturbo empezó su vida con motor de tres válvulas por cilindro, pero para el final de su vida comercial contaba con motores de cuatro válvulas por cilindro.

A partir del facelift, al Biturbo se le conoció también como 222, siendo su variante más conocida el 2.24v. Las versiones de cuatro puertas recibirían el nombre de 422, siendo la variante cuatro puertas del 2.24v el 4.24v. Al final de su vida útil en torno a 1993, los Biturbo habían evolucionado en gran medida hasta el punto de contar con ABS de serie en algunas versiones.

De hecho, algo extraño para un Grand Tourer de este tipo, el Maserati Biturbo llegó a correr en competición. Se vio alguna unidad compitiendo en pruebas del Mundial de Turismos y del Europeo de Turismos a finales de los ochenta. Incluso llegó a verse alguna unidad convertida a coche de rallyes con especificaciones de Grupo A, además de algún monstruo de subida de montaña con la silueta del Biturbo.

Como Grand Tourer, el Biturbo contaba con una conducción y una dinámica pensada para coche de ‘comer kilómetros’, como denotaba su estética, la calidad de los materiales del interior y la postura de conducción – aunque, eso sí, a la italiana, con el volante algo más elevado de lo habitual.

Artículo escrito por: David Durán

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