Mercedes W201 190E 2.3 16: La antesala de un icono del DTM

Si hay algo que caracterizaba a los Mercedes en sus inicios y le ha acompañado a lo largo de más de un siglo de vida, eso es el lujo y alto nivel de acabado. La calidad de los materiales, tanto en el interior como en el exterior, suele tener muy alta, siendo en definitiva Mercedes quien estableció las bases de lo que debe ser un fabricante Premium – de hecho, Mercedes ha sentado muchas bases, empezando desde los orígenes del automóvil en aquel Benz Patent Motorwagen de finales del siglo XIX. También la robustez, sobre todo en los años setenta, ochenta y noventa. Pero quizás la deportividad era algo que no era tan común encontrar en los bellos coches de la firma de las flechas de plata, centrándose más en coches para empresarios o ejecutivos.

Pero, por supuesto, ha habido excepciones en el tiempo. Y una de ellas es el protagonista de este artículo, el Mercedes 190 2.3 16. El Mercedes 190, en sus versiones normales, ya había demostrado ser un muy buen coche, rivalizando de manera directa con el BMW Serie 3 E30, que sí tenía un carácter más juvenil o deportivo en comparación con su homólogo de Stuttgart. El 190 (W201) fue conocido también como el ‘Baby Benz’ por la prensa del momento al ser más corto que otros coches de la firma, un coche que estuvo en desarrollo nada menos que ocho años. Las unidades más básicas aún utilizaban carburadores de toda la vida, además de tener motores gasolina y diésel – sólo hubo un turbodiesel, el 2.5 que hoy día es raro de encontrar en algunas partes del mundo.

El 190E fue concebido como un coche especial de homologación para satisfacer los deseos de la marca de entrar en competiciones a mediados de los ochenta – desarrollar tecnologías en competición para después aplicarlas en coches de calle y utilizar sus éxitos para potenciar las ventas, una conexión casi inexistente hoy día por desgracia ya que dio lugar a eras legendarias en el motorsport. El comportamiento de la suspensión independiente (de cinco brazos en el tren trasero) era magnífico para la época dado que era cómoda, pero a la vez le daba una gran estabilidad, un equilibrio increíble que callaba muchas bocas que decían que el 190 no era un verdadero Mercedes. También contribuía su bajísimo coeficiente aerodinámico de 0,32.

Quizás era en el tren delantero y en los frenos (que tendían a sobrecalentarse) donde el 190E 2.3 tenía más problemas, pero aún así Mercedes tenía en sus manos un arma con el que responder tanto a BMW como a Audi. Este coche fue el protagonista de aquella carrera entre grandes leyendas de la Fórmula 1 en el Nürburgring cuando el circuito GP (el actual, ubicado junto al Nordschleife tomando la misma recta de salida y meta) fue recuperado en 1984. Una carrera en la que muchos pilotos de entonces y ex pilotos salieron a dar espectáculo, pero uno fue a por todas: un joven Ayrton Senna, que estaba creando su leyenda dentro de la categoría reina.

Ahora bien, el 190E ya utilizaba inyección electrónica (la E viene de Einspritzung, inyección de gasolina), además de montar un mejorado motor M102. Este motor había sido desarrollado por Cosworth con la idea de competir originalmente en rallyes, como ya había hecho Mercedes en los años setenta (logrando incluso algunas victorias con el 450 SLC R107). Ahora bien, para cuando el motor y el coche ya estaban creados como base para homologar y desarrollar un vehículo de competición, el Audi Quattro, con motor turbo y tracción total, ya estaba a un nivel muy superior al que hubiera estado el W201 en rallyes con tracción trasera. De este modo, abandonaron la idea de los rallyes, aunque no la de competición.

Su centro de atención se tornó hacia el DTM (Deutsche Tourenwagen Meisterschaft, la encarnación original del Campeonato Alemán de Turismos), para la cual necesitaban un coche especial de homologación. Este fue el 190E 2.3 16 con el motor preparado por Cosworth (el M102 normal de 8 válvulas estaba en las versiones más básicas del 190), dando unos 185 caballos a 6200 revoluciones en especificación de calle gracias a los cambios en las cabezas de los cilindros y el cambio de dos a cuatro válvulas por cilindro. Gracias a este 2.3 16 válvulas, los Mercedes pudieron empezar a competir como coches de Grupo A.

Más tarde, a medida que la competición fue avanzando y BMW sacó el M3 Sport Evolution, Mercedes contraatacó con una versión mejorada: el 190E 2.5 16 Evolution (Evo I), que elevaba la potencia hasta los 200 caballos además de contar con un kit aerodinámico caracterizado por su alerón trasero y faldones. Más tarde llegó el aún más extremo Evo II que superaba los 230 caballos de potencia. Sería la base para los Mercedes de la época más salvaje del DTM…aunque esa es historia para otro día.

Artículo escrito por David Durán

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