Los años 80 fueron mágicos, únicos e irrepetibles para el mundo del automóvil. Probablemente, se construyeron los mejores automóviles de la historia en muchos aspectos. Tanto es así que, cada día que pasa, valoramos más los coches que nacieron en dicha época. Si nos centramos en las berlinas deportivas, hay auténticos mitos como el BMW M3 E30 el Ford Sierra RS Cosworth y el protagonista del siguiente artículo; el Mercedes-Benz 190 E 2.3 16V.
Presentación del Mercedes 190 E 2.3 16V en 1983
El 190 E 2.3 16V, que siempre le han colgado el sambenito de vivir a la sombra del M3 coetáneo, se presentó en 1983, aunque no salió a la venta hasta el verano de 1984 (a España llegó en octubre de ese mismo año y tenía un precio que superaba los 6 millones de las antiguas pesetas). Al margen de salir al mercado para ofrecer una berlina de tacto deportivo para competir con las anteriormente mencionadas, el 190 E 2.3 16V, como ocurría en todos los modelos de la época, también sirvió para homologar la versión de carreras que tenían preparada para competir en el DTM, que es campeonato alemán de turismos.
Es posible que no llegara a la agilidad y a la excelencia del BMW M3, pero el 190 E 2.3 16V era, y sigue siendo, un excelente coche alemán de los 80 en el que, como en el resto de modelos de la marca, la calidad y la fiabilidad estaban por encima de todo.
Para ofrecer un buen motor, Mercedes-Benz optó por el 2.0 del 190 E para tener una buena base. A partir de ahí, contó con la inestimable ayuda del preparador británico Cosworth para ponerlo a punto. Como se resultado, se consiguió un bloque multiválvula de 2.3 litros que entregaba una potencia de 185 CV y un par motor máximo de 135 Nm. Era un motor muy agradable de usar, tanto en conducción normal y deportiva, y también tremendamente refinado. Sin duda, aportaba muy mucho para que este Mercedes-Benz fuera una delicia. Buena prueba de ello, algo que hablaba muy en favor de la calidad de fabricación de este coche, es que el motor estaba montado sobre cojinetes hidráulicos, una solución que permitía filtrar cualquier tipo de vibración.
Como los rivales de la época, el BMW M3 E30 el Ford Sierra RS Cosworth, el 190 E 2.3 16V, era una berlina de tracción trasera que, para ofrecer un comportamiento de primer nivel, ofrecía un diferencia con deslizamiento limitado a 35% de serie. Ello permitía una buena motricidad y, por ende, un magnífico comportamiento en curva.
La caja era manual de cinco velocidades. Fabricada por Getrag, pecaba de tener una cuarta algo más larga de lo deseado, pero en líneas generables funcionaba a la perfección y tenía un tacto exquisito.
La base rodante estaba formada por una suspensión independiente en las cuatro ruedas con regulación hidroneumática en el tren posterior que permitía ajustar la altura. Los amortiguadores eran de gas. A diferencia de sus rivales, el 190 E 2.3 16V era una berlina my confortable con una calidad de rodadura difícil de igualar.
El equipo de frenos destacaba por su potencia y ofrecía la posibilidad de equipar ABS de manera opcional, un equipamiento que era prácticamente inalcanzable para cualquier coche de la época. Para disipar mejor el calor, los frenos delanteros eran ventilados.
La dirección tenía un tacto agradable y era asistida. Además, como algo prácticamente inédito en el mercado, el volante, que pecaba de ser excesivamente grande para una berlina deportiva como esta, equipaba un airbag de manera opcional.
Rivalidad en estado puro: Mercedes 190 versus BMW M3
Como cabía esperar, el 190 E 2.3 16V ofrecía un comportamiento de primer nivel, quizás no llegaba a la agilidad del M3 coetáneo, pero era una muy buena berlina deportiva y había que tener en cuenta que era un coche ligeramente más grande. Como los coches de la época, el peso se ajustaba a unas cifras razonables, pues sus 1.260 kg permitían que este coche se moviera con rapidez por las curvas sin que las inercias fueran excesivas.
Como en el M3, el 190 E 2.3 16V fue evolucionando a lo largo de su vida comercial. En 1988, con el objetivo de compensar la pérdida de potencia que sufrió debido a la introducción de los catalizadores para cumplir con la normativa de emisiones, se incrementó la cilindrada para alcanzar los 2.5 litros. De paso, se reforzó la distribución, uno de los leves puntos flacos de este modelo. Las versiones catalizadas alcanzaban una potencia de 204 CV, mientras las no catalizadas se tenían que conformar con una potencia de 195 CV, 10 CV más que la versión precedente.
Pero la evolución del modelo era constante, sobre todo para competir con su principal rival (BMW), tanto en los circuitos como en la calle. De esta forma, llega la versión Evolution en 1989, que daba un paso importante en cuanto a aerodinámica se refiere. Incorporaba un alerón posterior algo más grande y unos paragolpes más agresivos. También se introdujeron mejoras en el motor; se redujo ligeramente su carrera y se aumentó el diámetro de los cilindros. Gracias a ello, se conseguía entregar la potencia a un régimen de giro más alto.
La despedida de este modelo fue por todo lo alto, pues en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1990 se presentaría el 2.5-16 Evolution II, una versión muy exclusiva de la que solo se fabricaron 502 unidades, todo ello para homologar el coche de competición. Este modelo destacaba por su aerodinámica aún más evolucionada, en la que sobresalía su enorme alerón posterior y los paragolpes, que eran más envolventes. Con estos cambios, el coeficiente aerodinámico se redujo hasta 0,29.
El motor también ofrecía mejoras para alcanzar los 235 CV a 7.200 rpm, y un par motor que hacía lo propio hasta los 245 Nm entre las 5.000 y las 6.000 rpm. Por su parte, el peso crecía ligeramente para detener la báscula en 1.340 kg, algo que no suponía un inconveniente para lograr un elevado nivel de prestaciones, pues esta última entrega del 190 E 2.3 16V era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos y conseguir una velocidad máxima de 250 km/h.
Por supuesto, las suspensiones también recibieron mejoras para estar a la altura de las circunstancias. En este Evo II, la suspensión era regulable en altura para tener un coche más deportivo o confortable en función de la elección del conductor. Los frenos también fueron revisados y se contó con el especialista Brembo para equipar un equipo de altas prestaciones.
En 1993, el Mercedes-Benz W201 dejó de fabricarse, y con ello, todas las versiones deportivas que nos regaló este modelo a lo largo de sus 11 años de vida. Fue una berlina irrepetible donde, al igual que otros modelos de la marca de Stuttgart, alcanzaron la excelencia de la calidad. Fue una gran berlina deportiva de calle y un coche de carreras que consiguió ganar el campeonato alemán de turismos. Además, también fue protagonista de aquella mítica de campeones que ganó Ayrton Senna en Nürburgring a los mandos de un Mercedes-Benz 190 E 2.3-16.
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