La generación 930 del 911 es legendaria por muchos motivos: la consolidación del modelo tras el éxito inicial del 901, la actualización del modelo en un auténtico deportivo a nivel mundial en los años setenta o la llegada del 911 Turbo, un modelo indomable y respetable que requería de auténticas manos para llevarlo, más aún que los 911 convencionales. Pero también fue la generación que nos dio uno de los Porsche más icónicos en la competición y que sigue viéndose en rallyes de hoy día, tanto en rallyes históricos como en pruebas nacionales: hablamos del Porsche 911 SC de 1978, con un motor atmosférico que sigue siendo un deleite de escuchar a día de hoy.
El Porsche 911 SC era literalmente la evolución de los Porsche 911 Super y Porsche 911 Carrera – tanto que SC era el acrónimo de Super Carrera. Fue un coche que, como ocurría con otras marcas de la época, Porsche fue evolucionando y cambiando pequeños detalles con el paso de los años durante su vida comercial. De esta manera, fijándose en los lugares correctos uno puede saber si se encuentra ante un modelo del principio de la serie o del final, siendo detalles concretos en lugar de hablar de restylings como ocurre en la actualidad. Del 911 Carrera este modelo heredó la carrocería ancha, dándole un aspecto más imponente que el de los 911 habituales – aunque no tan agresiva como el 911 Turbo, con su alerón de cola de ballena.
Por ejemplo, las unidades iniciales de 1978 tenían los tiradores de las puertas en color cromado, como ocurría con los 911 de la serie 930 hasta entonces. De 1979 en adelante, estos tiradores pasaron a ser negro anodizado tal como lo llevaban los 911 Carrera, para marcar ese carácter deportivo aún más. Ya entonces, a finales de los setenta, encontrábamos regulación eléctrica en los espejos retrovisores, algo que no llegó a modelos generalistas hasta dos décadas más tarde. Las unidades fabricadas en 1981 y posteriores llevaban los intermitentes laterales colocados en el paragolpes delantero, otro rasgo distintivo de las unidades del final de la producción. También llevaban las primeras unidades anillos cromados en las ópticas, pero desde 1979 en adelante estos anillos eran del color de la carrocería.
En lo que respecta al motor, el Porsche 911 SC siempre equipó un 3.0 bóxer de seis cilindros atmosférico, lo que le daba su sonido particular en comparación con las otras variantes del 930. Las primeras unidades daban unos 180 caballos de potencia, aumentando a 188 caballos para 1980. Mediante unos pequeños cambios, Porsche logró alcanzar los 204 caballos de potencial para las unidades de 1981 hasta el final de la serie, cuando fue reemplazado por el 911 Carrera de la siguiente generación. Durante muchos años el Porsche 911 SC estuvo disponible en versión Coupé, añadiéndose una Cabriolet en 1983 con capota textil. Al contrario que la potencia bruta del Turbo, el 911 SC siempre encuentra la manera de traccionar, ayudado en la parte trasera por su alerón de cola de pato.
Las sensaciones al volante, la sintonía del motor, la vivencia en un 911 de la generación 930 son simplemente una dimensión aparte en lo que respecta a lo sensorial – algo que uno puede intuir incluso si se acerca a uno en la carretera, sin llegar a tocarlo. Tanto el 911 Turbo como este Porsche 911 SC, cada uno a su manera, logra llegar al conductor al corazón en el momento en el que este deja rienda suelta al pie derecho y deja que el motor bóxer haga su trabajo. En el caso del 911 SC, siendo un atmosférico que ‘canta’ al subir de vueltas, el apartado sonoro es una auténtica maravilla.
En los rallyes, el Porsche 911 SC con sus respectivas modificaciones mecánicas y de seguridad ha jugado un papel importante gracias a su manejo y capacidad de tracción, pudiendo ser efectivo no sólo en rallyes de asfalto sino también en tierra – no en vano, existen unidades preparadas para el Safari y enfrentarse a rallyes africanos, muy duros y diferentes en comparación con la idea que tenemos de rallyes en Europa y el resto del mundo. Con esta máquina, catalogado como Grupo 4 de aquellos años, Antonio Zanini logró ser en 1980 campeón de España de rallyes (en aquellos años los rallyes eran aún mixtos) y campeón de Europa de rallyes junto a Jordi Sabater como copiloto con aquel Porsche azul y rojo preparado por Alméras.
Como dato de interés, las últimas victorias de Carlos Sainz y Luis Moya en rallyes nacionales han sido a los mandos del Porsche 911 SC. Fueron en los Rallyes de España Histórico en 2012 y 2013 con un Porsche 911 SC de Escudería Madrid Históricos, cuando estaban ligados al Grupo Volkswagen – uno a raíz del desarrollo del Volkswagen Polo R WRC, otro como embajador de la marca en España, trabajando de manera activa en el entorno de la seguridad hasta la actualidad.