Nacida para la competición en 1972, BMW Motorsport no tardó mucho en transferir toda su tecnología y experiencia de las carreras a los coches de calle. De este modo, el departamento de competición de la firma con sede en Múnich pasó a denominarse BMW M GmbH. Una vez rebautizada, la marca creadora de los coches especiales de BMW, comenzó a desarrollar modelos icónicos a lo largo de su medio siglo de historia.
Estos 50 años de existencia han dado para mucho. Tanto es así que, en este artículo, vamos a hablar de los BMW M de calle más deseados. Sin duda, todos ellos son merecedores de un puesto de honor en Soul Auto.
BMW M1 (1978), el homologation special car
Si comenzamos por orden cronológico, nuestro primer protagonista es el mítico BMW M1, un coche muy especial que fue diseñado bajo la supervisión de Girgetto Giugiaro. El M1, que es un coche inspirado en el prototipo BMW Turbo Concept y que fue el primer coche de calle que lució la M por nombre, nació para ir directamente a la competición. Para poder homologarlo, BMW tuvo que fabricar un mínimo de unidades. Concretamente, se ensamblaron 456 unidades durante sus tres años de producción.
Imagen de la parte trasera del BMW M1 (Wikimedia)
El BMW M1 hizo uso del motor M88/1 de seis cilindros en línea con 3.5 litros, que BMW M mejoró para que rindiera 277 CV a 6.500 rpm y 330 Nm a 5.000 rpm. Sus versiones Procar de competición elevaban esa potencia a 490 CV, y las versiones sobrealimentadas de la categoría Grupo 5 llegaban incluso a 900 CV. El M1 de carreras era, lógicamente, más ligero. Solo pesaba 1.020 kg y necesitó de una aerodinámica especial. Con todo ello, sus prestaciones ya eran descomunales en 1978, con un 0 a 100 km/h en 4,5s y una velocidad máxima de 300 km/h.
BMW M1 Procar fue un claro dominador en el campeonato IMSA GTO americano, con un primer y segundo puesto a final de temporada en 1981. Solo un piloto del top 10 ese año no conducía un M1. Además, en 1979 y 1980, junto a la F1, se celebró la Procar Series, donde 19 reputados pilotos de turismos corrían contra los 5 pilotos de F1 más rápidos de los entrenamientos del viernes. Los ganadores de ambos años fueron, nada más y nada menos, que Niki Lauda y Nelson Piquet. El premio por hacerse con el campeonato era un M1 de calle. Se fabricaron un total de 399 M1 de calle y 56 Procar.
BMW M3 E30 (1985), el más deseado junto con el M1
Al margen del M1, que fue el primero de la saga, no cabe duda que el M3 E30 es el ‘eme’ de los ‘emes’. Con un claro valor al alza y presente en nuestra pasarela de Soul Auto, el M3 E30 es un auténtico objeto de deseo. El M más puro de todos los fabricados hasta ahora. Y es que, la generación E30 del Serie 3 pronto se convirtió en un referente. La llegada de su versión M supuso un antes y un después en la marca gracias a su ingeniería. El primer M3 también nació hace 37 años para ser la base del coche de competición, en concreto para el Grupo A. Esto hizo que la firma se decantara por un motor 4 cilindros de 2.3 litros y 16 válvulas derivado directamente de la competición. Rindió 200 CV en su primera versión y 238 CV con 2.5 litros en su última evolución. Su bajo peso, su carrocería ensanchada y su chasis mejorado, le hacen aún hoy un coche de sensaciones que te hace disfrutar de la conducción más pura.
Unidad en rojo del BMW M3 E30 (Wikimedia)
El BMW M3 E30 se puede considerar el turismo de competición más exitoso de todos los tiempos. En 1987 Roberto Ravaglia ganaba el WTCC y, en el Campeonato Europeo, los dos primeros puestos eran para un M3. El DTM lo conquistó de 1987 a 1989. Pero el año clave fue 1988, un año en el que el E30 hizo primero y segundo en las 24 Horas de Nürburgring, mismo resultado que en la famosa carrera de Macau.
BMW Z3 M Coupé (1997), único en su especie
Solo unos pocos genios son incomprendidos en sus orígenes. El Z3 Coupé fue todo un rompedor de moldes a finales de los 90 con su carrocería estilo “Shooting Brake”, que, incluso hoy en día, es un diseño atemporal que suma cada vez más adeptos. Su versión M es la más codiciada y no es para menos, pues fue muy exclusiva en su momento y no se fabricaron demasiados.
El BMW Z3 M Coupé y su peculiar parte trasera (Wikimedia)
Su carrocería coupé le hacía mucho más rígido que su equivalente Roadster, de manera que, en la actualidad, es un modelo de culto para aquellos aficionados que demandan un coche ligero y compacto de altas prestaciones. En cuanto a prestaciones, gracias a su motor de 6 cilindros en línea de 3.2 litros y 321 CV que llegaban a 7.000 rpm, conseguía alcanzar los 100 km/h saliendo desde parado en tan sólo 5,4 segundos. Además, equipaba de serie un diferencia autoblocante trasero que permitía transmitir con garantías toda la potencia al asfalto. Sin duda, juguete muy divertido que esperemos ver muy pronto en Soul Auto.
BMW M5 E39 (1998), V8 atmosférico y manual
¿Qué más se puede pedir a una súper berlina deportiva? En 1998, la Serie 5 de BMW seguía su camino incluyendo su primer motor V8 atmosférico, y el último, en el legendario E39. Un M5 de aspecto sencillo pero con una mecánica descomunal. Y es que, BMW M mejoró muy mucho su motor atmosférico V8 de 4.9 litros para conseguir una berlina deportiva excepcional. Con distribución variable para la admisión y el escape, la potencia llegaba hasta los 400 CV. Con todo este caballaje, el M5 E39 conseguía acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 298 km/h sin ningún tipo de limitación electrónica. Gracias a ello, el M5 E39 fue considerado en su época como el sedán de producción más rápido, y por supuesto manual y de propulsión.
Unidad del BMW M5 E39 en azul (Wikimedia)
BMW M3 CSL E46 (2003), cuando BMW sacó lo mejor de sí con el inicio del nuevo siglo
Es uno de los M más cotizados. El BMW M3 CSL era una oda a los coupés ligeros de los años 40 y 50. Rebajaba en 110 kg el peso del M3 normal, hasta 1.382 kg, gracias a elementos de fibra de vidrio reforzada con fibra de carbono, a la supresión de algún elemento de confort y a la simplificación del interior. Además, el motor 3.2 litros ganaba 17 CV, 360 CV en total, planteaba cambios en su electrónica y admisión. A su vez, la suspensión era específica, la electrónica del DSC estaba calibrada a medida para ser más permisiva y solo se asociaba al cambio BMW Sequential M con Drivelogic y M Track Mode para garantizar la mayor precisión y rapidez posible. Sus llantas BBS y su cola de pato integrada en el portón del maletero, lo hacen rápidamente identificable. Sencillamente, espectacular.
Unidad del BMW M3 CSL E46 (Wikimedia)
BMW M5 E60 (2005), corazón de F1
En 2005 se lanzó el M5 más especial de todos, una berlina que alojaba un motor heredado directamente de la Fórmula 1. El bloque V10 S85, que giraba hasta las 8.250 revoluciones, era una delicia para los cinco sentidos. En su momento, el BMW M5 E60 fue el primer BMW M que pasaba de 500 CV, 507 exactamente. Fue todo un lobo con piel de cordero. Asociado inicialmente al cambio SMG de 7 velocidades, contaba con modos de entrega de potencia diferentes y de respuesta del cambio (como curiosidad, en Estados Unidos, sólo se comercializó con versión manual). Y sin duda, entre los fanáticos de la marca, su versión más querida es el M5 E61 Touring, de la que se fabricaron unas 1.000 unidades.
BMW M5 E60 (Wikimedia)
BMW M3 GTS (2010), estrechando el margen entre circuito y calle
La única generación del M3 con un V8 bajo el capó fue también la que despidió esa denominación para su carrocería coupé. Lo hizo a lo grande con este M3 GTS. Era una auténtica versión carreras-cliente matriculable para la calle de la que solo hubo 150 unidades en Naranja Fuego. Equipaba el conocido V8 de BMW de aquellos años, pero convenientemente sobredimensionado para la ocasión. Para ello, crecía de 4.0 a 4.4 litros para alcanzar potencia de 450 CV y un par motor máximo de 440 Nm. Gracias a esta motorización, el M3 más extremo extremo de esa generación aceleraba de 0 a 100 km/h en 4,4 s y alcanzaba 305 km/h de velocidad máxima. Llevaba un sistema de frenos de mayor potencia y dimensiones, suspensión ajustable manualmente para adaptarse a cualquier circuito y rebajaba el peso a 1.530 kg para una relación peso/potencia de 3,4 kg/CV. Además, para hacerlo más de carreras que de calle, el interior contaba con una jaula de seguridad y baquets de competición.
Unidad francesa del M3 GTS en naranja fuego (Wikimedia)
BMW 1M Coupé (2010), buscando el equilibrio perfecto
Puede que no fuera el M más bonito de los hasta ahora fabricados, pero el 1M era una máquina muy rápida que te exigía grandes dotes al volante para llevarlo rápido. Este Serie 1 tan especial equipaba un motor 3.0 biturbo de seis cilindros con 340 CV y 450 Nm (500 Nm con la función Overboost activada), y tenía una relación peso/potencia que era de solo 4,4 kg/CV. Gracias a ello, se conseguía un equilibrio magnífico en conducción deportiva. Pero además de tener un ‘motorazo’, el 1M contaba con un tren de rodaje específico, unos componentes heredados del M3 y un control de estabilidad con un ajuste elegido para la ocasión. Con todo este menú, el 1M era el rey de los coupés deportivos en su momento. Incluso, en la actualidad, sigue siendo un gran coche para disfrutar al máximo de las prestaciones y la conducción. Ojalá lo veamos muy pronto en Soul Auto.
BMW 1M Coupé (Wikimedia)
BMW M2 CS (2019), un M de la era moderna muy especial
La saga del M2 vio su culmen con la versión CS, un modelo que supuso una mejora importante frente a sus predecesores más modernos. Fue una vuelta de tuerca más para aquellos que demandaban un deportivo más radical, potente y preciso. Bajo el capó, el M2 CS tenía un motor biturbo de 3.0 litros y 6 cilindros, que ganó 40 CV para llegar a 450 CV a 6.250 rpm. De serie, tenía cambio manual y en opción el DKG de 7 velocidades. Además, era el primer M2 que podía llevar suspensión adaptativa y frenos carbocerámicos en opción. También recibía mejoras de chasis, reducción de peso gracias al uso de plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP) e incluía detalles exclusivos como el diseño del capó o sus llantas. Tenía, y sigue teniendo, una planta espectacular.
Unidad en azul del BMW M2 CS (Wikimedia)
BMW M4 CSL (2022), el M más rápido en Nürburgring
Y llegamos al final, a la actualidad. Y es que, casi 20 años después, vuelven las siglas CSL para ofrecer lo mejor de BMW M. Las míticas siglas de la marca alemana regresan para dejarse ver en un Serie 4, concretamente en el M4 CSL. El nuevo deportivo de M deja el listón tal alto. Tanto, que va a ser muy difícil de superar. Buena prueba de ello, es que el M4 CSL se ha convertido en el BMW de producción más rápido en Nürburgring con su tiempo de 7 min 15,677 s.
Siguiendo la receta de los CSL, este M4 incrementa su potencia a los 550 CV. También reduce su peso 100 kg gracias a los capós de plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP), la supresión de los asientos traseros, los asientos tipo baquet en fibra de carbono, las llantas ligeras y los frenos carbocerámicos. La suspensión rebajada y el ajuste del control de tracción, garantizan el máximo control al límite en circuito.
BMW M4 CSL (Wikimedia)