BMW X5 M Competition: Un ‘elefante’ para volar sobre el asfalto

Cuando BMW lanzó el X5 original (E53) a finales de los noventa, muchos se preguntaban realmente qué era lo que tenían ante sus ojos. Un todoterreno ligero, lujoso, con tintes deportivos proveniente de una marca cuyos modelos más representativos eran sedanes bajos y estilizados así como berlinas elegantes como los Serie 5 y Serie 3 – o bien variantes más deportivas, como los M5 y M3 que eran, en aquellas generaciones, el sedán más rápido del mundo y una bestia que cosechó éxitos en circuitos de todo el mundo. Pero aquello era diferente: el X5, el primer SUV de BMW. El concepto de SUV ya existía en el mercado desde mucho antes, pero nadie podía imaginarse la revolución que estaba por venir.

Casi un cuarto de siglo después, los SUV se han hecho con el poder en el mercado hasta el punto que todas las marcas, incluso las de los deportivos más legendarios, se están rindiendo ante la moda SUV, la hibridación y la electrificación. Desde 2018, BMW ofrece la generación G05 del X5, la cuarta generación tras los E70 y F15, siendo el E70 el primero que tuvo una versión X5 M con motor V8 biturbo y 555 caballos. Si el X5 M F15 elevaba la cifra hasta los 575 caballos, el X5 M de la generación actual G05 logra llegar hasta los 600 caballos de potencia y 750 Nm de par máximo gracias a su motor V8 turboalimentado 4.4. La única caja de cambios disponible para este X5 M es la automática de ocho velocidades que permite tres velocidades de cambio diferentes.

En definitiva, el X5 M es lo que resulta de coger el chasis del BMW X5 G05 y añadirle el tren motriz del M5, logrando las prestaciones de un deportivo brutal en una carrocería SUV, con todas las ayudas electrónicas colaborando en que el conjunto sea más fácil de domar, sobre todo por el hecho de rozar las 2,4 toneladas de peso en vacío. Pero, por si no fuera suficiente, BMW lanzó el X5 M Competition, un pack con el que la potencia se eleva hasta los 625 caballos. El sistema de tracción a las cuatro ruedas reparte el par motor continuamente entre el eje delantero y el trasero. El coche funciona como un tracción trasera, pero si detecta que empieza a perderse la tracción – cosa que puede ocurrir fácilmente en un mastodonte de 625 caballos – envía par al eje delantero.

Si uno tiene ganas de marcha, puede dejar el sistema xDrive en modo Sport o desactivando el control de estabilidad, bajo la responsabilidad del conductor. Dicho de otro modo, la electrónica es lo que previene al X5 M Competition de convertirse en una auténtica bestia que requiere de muchas manos al volante, teniendo en cuenta la gran masa y la altura del vehículo. La conducción es radical, acompañado con tres opciones de configuración de la suspensión, siendo las más duras la Sport y la Sport Plus. Equipa frenos de acero con discos ventilados muy potentes, al contrario que otros vehículos similares que optan por frenos cerámicos.

El X5 M Competition pasa de 0 a 100 en 3,8 segundos, llegando a 200 kilómetros por hora antes de los diez segundos (9,4 segundos). Según cifras oficiales, el BMW X5 M Competition alcanza los 290 kilómetros por hora. Dadas las prestaciones, su peso, altura y coeficiente aerodinámico, no es exactamente el coche que menos consume del repertorio de la marca bávara. En el interior encontramos toda la tecnología punta que ofrece BMW con muchos botones, los relevantes a la conducción al alcance cómodo para el afortunado que se encuentra al volante. Todo ello teniendo en cuenta que tiene las mismas dimensiones que el resto de la gama X5, lo que implica un maletero de 650 litros y espacio amplio para los pasajeros.

Este coche viene de serie con unas Michelin 295/35 R21 en el tren delantero y 305/30 R22 en el trasero, un dato importante teniendo en cuenta lo que inciden en el comportamiento dinámico y, por tanto, en la experiencia de conducción. La dirección de cremallera también aporta a las sensaciones, pudiendo modificarse la dureza de la misma a través de diferentes configuraciones. Una conducción deportiva a la par que sofisticada (lleva headup display de serie, además de la instrumentalización Live Cockpit Professional y un gran sistema multimedia) desde el punto de vista levantado propio de un SUV. Para quien le guste la conducción más extrema y una puesta a punto dura, es un coche que vale su peso en oro.

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