El Ferrari 348 fue presentado al público por primera vez en el Salón de Ginebra de 1989, confluyendo con novedades de muchas otras marcas en aquel entonces y coches que aún a día de hoy recordamos con entusiasmo. Pero para Ferrari, aquel momento fue algo especial – el 348 era el primer modelo del Cavallino Rampante después del fallecimiento de Enzo Ferrari un año antes. No era un coche tan extremo como lo era el F40 que ya estaba en el mercado y por el que se estaban pagando precios astronómicos ya por aquel entonces, sino que era el modelo sucesor del 328 que había aparecido a mediados de los setenta. Era un deportivo digno de la insignia de Ferrari, aunque también tenía cualidades de Gran Turismo y su producción no duró demasiados años – pese a que en Ginebra vaticinaban que llegaría al año 2000.
En términos de mecánica, el 348 no traía novedades rompedoras pues el motor 3.4 V8 (que da nombre al propio modelo) era el mismo que ya se había visto en el Mondial T, dando unos 300 caballos de potencia. Era un coche algo más corto que el 328 al que reemplazaba, al mismo tiempo que era más ancho, lo cual se hacía notar mucho en su comportamiento al darle algo más de agarre mecánico, erguido sobre una estructura monocasco. También heredaba aspectos de la Fórmula 1, como el hecho de montar la caja de cambios manual de cinco velocidades en posición transversal en lugar de longitudinal – el motor sí estaba en posición longitudinal. Ferrari hablaba de un coche novedoso en términos de seguridad: una de ellas era la incorporación del ABS.
En un deportivo que pasa de 0 a 100 en seis segundos y alcanza los 280 kilómetros por hora (frente a los 263 del 328), no puedes esperar nada que no sea dinamismo en la conducción. La caja de cambios tiene un tacto duro, pero se mueve con rapidez al mismo tiempo que el tren trasero es más predecible que su antecesor, si bien tendía de manera natural a sobrevirar. Por supuesto, era un coche duro en su puesta a punto, necesario para la tarea que le fue asignada, además de ser algo ruidoso entre los 160 y 180 kilómetros por hora. No obstante, las sensaciones que otorga al conductor, completado por el gran funcionamiento de los frenos y el comportamiento elástico a la par que progresivo del motor eran casi inigualables en su época. Ideal…para quien se lo pudiera permitir, claro.
Los 348 de techo duro eran los 348 TB (Berlinetta) y los descapotables, los 348 TS (spider), colocándose por debajo del Testarossa (y por supuesto del F40) dentro de la gama de Ferrari. El coche fue evolucionando a lo largo de su vida útil, primero actualizándose los reglajes en el tren delantero – de manera retroactiva, con Ferrari realizando los cambios a los modelos vendidos hasta entonces – además de colocar la batería en una posición más adelantada favoreciendo el reparto de pesos. En 1993 llegaban las versiones GTB y GTS, con la potencia elevada a 320 caballos y nuevos anclajes de suspensión. Estos GTB y GTS son apreciables por llevar los bajos de la carrocería, spoiler delantero y parachoques trasero del mismo color de la carrocería en vez de ser negros.
Aunque con una línea muy atractiva, la falta de rigidez en el chasis y una conducción por lo general muy exigente (sobre todo sobre suelo mojado), hace que sea necesario tener manos para poder llevar un 348. El GTB se benefició de los cambios en la puesta a punto de suspensiones y era algo más rígido, además de llevar un cambio menos duro. El motor, aunque seguía sin tener una excesiva pegada en comparación con el peso, sí que ha recibido alabanzas por sus prestaciones, tanto por pasar de 0 a 100 en 5,6 segundos como por ser en general robusto. Eso sí, tanto el sistema de la capota de los TS y GTS como los sistemas electrónicos son algo delicados en comparación con otros coches.
Tras 1994, el Ferrari 348 sería sustituido por el F355 Berlinetta, comenzando una saga de Ferrari que también se vieron en competición, primero con variantes para copas monomarca como los Challenge y después, ya con los 458, con versiones GT3 para carreras de sprint o resistencia. No fue el caso del 348, coincidiendo con que, tras la desaparición del Commendatore, Ferrari se centrara en la Fórmula 1 (donde ya adolecían de una sequía de títulos que se prolongó hasta 1999) además del proyecto del 333 SP que tan exitoso llegó a ser en la IMSA, venciendo en las 24 Horas de Daytona.