Hoy día, conocemos de manera sobrada la escalera FIA para Fórmulas, empezando por los Fórmula 4 y sus diferentes campeonatos nacionales, los cuales abren las puertas a la Fórmula 3 (también con campeonatos nacionales), el paso previo a la Fórmula 2 y esta, a su vez, la antesala de la categoría reina. Una pirámide, en todos los sentidos, para llegar a la cima del automovilismo, que ha cambiado mucho con el paso de los años. En la actualidad existen algunos caminos ‘alternativos’, como el paso por la FRECA (Fórmula Regional European Championship by Alpine) o la Súper Fórmula japonesa. La FRECA es, a su vez, reminiscente de lo implicados que estuvieron los de Renault en el crecimiento de pilotos a través de monoplazas con sus motores – y eso nos trae a este Fórmula Renault 1.6.
Fórmula Renault 1.6: el primer monoplaza para jóvenes pilotos
Este ligero monoplaza era el primer paso que los jóvenes pilotos (incluso menores de edad que aún no tenían carnet de conducir, como ocurre ahora con los Fórmula 4) daban después de su paso por el karting. No se trata de un coche potente, siendo el mismo propulsor Renault K4M que llevaban los Renault Mégane, Laguna, Scénic de aquellos años o incluso el Clio GT de tercera generación. No obstante, no se trata de la gran potencia, sino de la ausencia de peso, junto con su apoyo aerodinámico, lo que le da sensaciones de carreras a este Fórmula Renault.
Este coche se vio compitiendo en diferentes campeonatos en Europa, como Bélgica, Francia, Italia, Alemania, Países Bajos, Finlandia o Suecia – también corrieron en España, pues fueron los coches que corrían en la Fórmula Junior 1600 Spain entre 2002 y 2004. Los Fórmula Renault 1.6 también compitieron al otro lado del charco en países como Argentina, México, Canadá y Estados Unidos. En España compitieron con estos coches pilotos como Adrián Vallés, Roldán Rodríguez, Javi Villa, los hermanos Álvaro y Marco Barba, Dani Clos o Miguel Molina, actual piloto de Ferrari en el Mundial de Resistencia. También hizo sus pinitos en competición con estos monoplazas Lucas Ordóñez, el primer elegido de la GT Academy y piloto de Nissan durante muchos años en resistencia. Fuera de nuestras fronteras también corrieron con estos FR 1.6, entre otros, el ex piloto de F1 y campeón de la Fórmula E, Stoffel Vandoorne.
Estos monoplazas empezaron a competir a principios de este siglo, si bien en algunos lugares del mundo han seguido compitiendo incluso hasta 2015. Fueron los coches base de las World Series by Renault, los hermanos pequeños de los Fórmula Renault 2.0 y Fórmula Renault 3.5. De estos monoplazas han surgido talentos como Carlos Sainz, Pierre Gasly, Nyck de Vries, Robert Kubica, Kevin Magnussen, Albert Costa, Oliver Rowland, Jack Aitken, Lando Norris u Oscar Piastri, entre muchos otros.
Al ser el primer paso que un piloto que proviene del karting, estos Fórmula Renault 1.6 con chasis Tatuus tienen una conducción similar: es decir, propulsión trasera y una necesidad de mantener la mayor velocidad posible en paso por curva, lo que implica conducir con finura y precisión en todo momento. Estos monoplazas ya dan sensaciones de competiciones dado que son, en todos los sentidos, coches de competición con una conducción orientada cien por cien a circuitos. Al mismo tiempo, al contar con mecánica derivada de producción en serie y tan simple, con propulsores muy sencillos, se trata de un monoplaza con un coste de mantenimiento bastante reducido.
Es al mismo tiempo un tipo de monoplaza que sirve para hacer manos y acumular experiencia de cara a otras fórmulas o categorías de mayor nivel – los mismos Fórmula 4 actuales, sin ir más lejos, ya cuentan con mayor potencia y par motor. A nivel estético, se nota que se trata de un monoplaza casi clásico por sus formas, contando más con agarre mecánico que agarre aerodinámico en comparación con equivalentes más recientes. Esto se nota sobre todo en el diseño de los pontones, el capó motor o el alerón delantero.
Este tipo de coches podrían estar expuestos en un museo por su valor o por el historial que atesoran a sus espaldas. No obstante, estamos hablando de unos bólidos que son ideales para rodar una vez más en circuitos o aparecer en exhibiciones. Sin duda, un coche muy diferente para disfrutar de la conducción…y, por qué no, tratar de retarse a sí mismo para explorar los límites de uno mismo y mejorar como piloto.