En todo el mundo existe un pequeño, selecto, grupo de coches que son reconocidos de manera general, por el colectivo casi al completo. Si un niño pinta un coche deportivo, es muy posible que lo haga de color rojo, o bien que lleve el motor detrás del eje trasero. Existen muchos coches ‘tópicos’ o característicos, los que han supuesto una revolución en su momento y se han convertido en iconos del mundo del motor. Ahora bien, existen algunos que no se han forjado tanto en las carreteras, sino en los terrenos de combate y, en tiempos de paz, en montañas y terrenos escarpados. Es el caso del Jeep Wrangler, la evolución de los Willys MB procedentes de la Segunda Guerra Mundial y su sucesor de uso civil, el CJ.
El Jeep llegó durante la Segunda Guerra Mundial y revolucionó por completo la movilidad en el combate, sirviendo para toda clase de usos a los soldados norteamericanos quienes tenían una gran baza en sus manos. Superaban con creces todo medio de transporte terrestre que había en ese momento hasta tal punto que pronto todos los países contaban en sus ejército con los Willys MB. El propio Dwight D. Eisenhower consideró que su Jeep fue uno de los seis vehículos vitales para que el eje aliado lograse vencer la Segunda Guerra Mundial frente al ejército alemán. Tras convertirse en uno de los iconos de dicho conflicto, los Jeep originales sirvieron también en la guerra de Vietnam o la de Corea, entre otros enfrentamientos armados a lo largo del siglo XX.
Del Jeep surgieron también algunos modelos de Mahindra, así como el rival más directo en todoterrenos: la Toyota FJ, la cual evolucionaría hasta convertirse en la Land Cruiser que conocemos hoy día. Desde después de la Segunda Guerra Mundial hasta mediados de los ochenta se comercializó el Willys CJ, cuyo nombre quería decir literalmente Jeep Civil. En 1986 llegó su reemplazó, la primera generación del Wrangler que había sido desarrollada por AMC manteniendo muchas de las ideas del CJ y del Willys militar. Se centraba, eso sí, en ser más seguro y más fácil de manejar. Estaría en activo en el mercado unos diez años. Su principal cambio era el uso de faros rectangulares en lugar de los clásicos faros circulares que se habían convertido ya en una estampa inconfundible.
A mediados de los noventa, todavía con tecnología y motorización AMC, llegaría la segunda generación del Wrangler, la que recuperaba los faros redondos en el frontal. Hubo también cambios en la suspensión, utilizando muelles helicoidales por fin dado que hasta entonces habían utilizado suspensiones de ballestas. Aunque montaba motores 2.4 y 2.5, la variante más destacada era el 4.0 seis en línea acoplado a cajas de cambio automáticas de 3 o 4 marchas o manuales de 5 o 6 velocidades. Empezó como un Jeep corto de dos puertas, pero en torno al final de su vida útil se lanzó la versión Wrangler Unlimited más larga, añadiendo más espacio para los ocupantes y más espacio de carga. También se desarrolló, por parte de la israelita Automotive Industries, una variante de cinco puertas para el ejército de dicho país, los llamados ‘Storm Commander’.
Para la tercera generación, ya dentro de FCA (Fiat Chrysler), se quiso empezar desde cero, llevando un diesel 2.8 cuatro en línea y unos 3.6 y 3.8 V6, dejando atrás los seis en línea. Habría una versión de base corta con dos puertas y la base larga, Unlimited, con cuatro puertas. Era un coche algo más corto que su antecesor, pero mucho más ancho, además de añadir sistemas electrónicos como el control de tracción, ABS, control de estabilidad e incluso un diferencial autoblocante electrónico, siendo mucho más sofisticado que la generación anterior. Contaba tanto con carrocería normal como carrocería descapotable tanto en versión de dos como de cuatro puertas, siendo uno de los pocos descapotables de cuatro puertas que existían en el mercado en aquel momento.
Desde 2017 y hasta la actualidad Jeep ha estado fabricando y vendiendo la cuarta generación del Wrangler. Mantiene el 3.6 V6 así como un motor 2.0 turbo y los motores MultiJet y EcoDiesel de FCA, dado que este coche se desarrolló justo cuando PSA se hizo con el control de Fiat Chrysler y formar la actual Stellantis. Ahora bien, el motor más destacado de esta generación del Jeep Wrangler es el del brutal Rubicon: el 6.4 V8 Hemi de 477 caballos de potencia, el mismo que utiliza el Jeep Grand Cherokee SRT. Hablamos no de un todoterreno austero venido de las trincheras, sino de un coche civil con todas las herramientas y elementos de infoentretenimiento ya habituales en el mercado actual como pantallas táctiles, sistemas de conectividad y acabados interiores con materiales premium.
Como algunos otros avances, el Jeep tiene sus orígenes en los campos de batalla, aunque hoy día su propósito (al menos el del Wrangler civil) no tenga nada que ver. Hoy día es un todocamino y todoterreno espectacular que impresiona allá por donde va con su imponente planta. También se ha hecho hueco en películas icónicas, como la primera Jurassic Park en la que Jeff Goldblum huía del Tiranosaurio Rex a los mandos de un Wrangler de primera generación.
Artículo escrito por David Durán