Durante la década de los sesenta, en concreto entre 1963 y hasta 1971, Mercedes-Benz estuvo produciendo el Mercedes W113, un elegante descapotable biplaza que suponía un ejemplo de la belleza sobre ruedas y el verdadero arte de los carroceros – de hecho, proviene de la década en la que nacen algunos de los diseños más venerados de todos los tiempos. Lo más característico de estos modelos, a nivel de diseño estético y arquitectónico, son tanto los faros en forma de pecera como el techo duro cóncavo, lo que le hizo ganarse a pulso el sobrenombre de ‘Pagoda’, siendo un coche que se cotiza de maravilla en la actualidad – en parte por su legado histórico y su importancia dentro de la marca.
Y es que tenemos que recordar que el SL W113 es el sucesor directo tanto del 190 SL W121 como del legendario 300 SL W198, dejándose de fabricar ambos modelos en el mismo 1963 en el que este SL W113 fue presentado al mundo y comenzó su fabricación. El 300 SL comenzó su vida útil como el ‘alas de gaviota’, un diseño mítico que vino de la necesidad al adaptar el coche proveniente del mundo de la competición, pero en sus últimos años se vendió mayoritariamente como deportivo descapotable. Este SL W113 venía para seguir esa misma línea, también heredando los motores de seis en línea que tan bien habían funcionado en los modelos de la década de los cincuenta – es decir, los pioneros de la inyección de gasolina que se popularizaron bastante más tarde y hoy en día se sigue utilizando.
Mientras que los W111 y W112 eran coches más lujosos con cuatro puertas, el W113 nació con la idea de ser un deportivo rápido, a la par que seguro y cómodo para viajar – es decir, deportivo pero con la idea de que pudiera ser perfectamente utilizado como un Gran Turismo como lo entendemos a día de hoy. Los diferentes modelos vendidos bajo la denominación W113 recibieron diferentes nombres en función de la cilindrada de sus respectivos motores. Así, el 230 SL montaba un 2.3, el 250 SL un 2.5 y el 280 SL un 2.8. El 230 SL fue el primero de todos ellos, el único que se vendió cuando salió el modelo en 1963 con unos 140 caballos (pese a que oficialmente certificaban 150 caballos) y 196 Nm de par motor.
Entre las pequeñas curiosidades del 230 SL, ya en 1963 contaba con versión con cambio automático mientras que en 1965 aparecía como elemento opcional una caja de cambios ZF de cinco marchas – muy pocas unidades cuentan con esta caja de cambios de modo que estas unidades están muy cotizadas en la actualidad. Unos años más tarde venía el 250 SL, que contaba con la misma potencia pero el par motor se elevaba hasta los 217 Nm de manera que la banda de potencia era mucho más aprovechable y disfrutable. El 250 SL también tuvo una versión 2+2 llamada California Coupé en el que cabían otras dos personas más en las plazas traseras. A finales de 1967 aparecía el 280 SL que fue el modelo que se vendió hasta el final de la vida comercial del W113.
Es curioso como a medida que aumentaba la cilindrada, el W113 resultaba menos deportivo y más gran turismo, pese a que con el 2.8 la potencia aumentaba a 170 caballos y el par motor también se elevaba hasta los 244 Nm. Aunque podía montar caja de cambios automática (sobre todo en Estados Unidos, pues ya en los años sesenta era común ver automáticos) también tenía la caja de cambios ZF de cinco marchas del 250 SL, siendo unidades también muy cotizadas. Como dato de curiosidad, un 230 SL preparado para carreras participó en el Rallye Acrópolis de 1965 y llegó a liderar la prueba, uno de los grandes pilares del Mundial de Rallyes (que aún no existía en aquel entonces, siendo aquel año puntuable para el Europeo de Rallyes).
El W113 se sentaba cómodamente entre la línea entre deportivo y gran turismo, aunque tendió más bien al segundo campo al no ser tan extremo en la puesta a punto del chasis y las suspensiones como podría haberlo sido – en ello también tuvo que ver el propio motor, creciendo de cilindrada y con un peso de 1.300 kilogramos en vacío (1.360 en el caso de los 250 SL y 280 SL, añadiéndole 49 kilogramos más a la variante hardtop. El hecho de montar un motor de inyección asistida, su sistema de suspensiones y su estética, además de su conducción cómoda, hicieron que muchos famosos de aquel entonces y de la actualidad – incluyendo varios pilotos de Fórmula 1, hayan disfrutado al volante de estos W113.