Cuando uno piensa en los Mini clásicos, uno se imagina casi de inmediato la bandera de Gran Bretaña o las imágenes de la mítica película ‘The Italian Job’ con Michael Caine liderando una banda de ladrones que se metían por todas partes con sus Mini y una banda sonora más que memorable (por supuesto, mucho antes de que BMW adquiriese la marca y empezara a fabricar los Mini que tenemos a día de hoy). Pero no es tan común acordarse de los Mini españoles, los que se fabricaron en nuestro país durante los años sesenta y setenta. Estos son los Mini fabricados por Authi, algunos de los cuales siguen estando en nuestras carreteras a día de hoy como testigos de aquella aventura.
Authi era el nombre con el que se conoció a Automóviles de Turismo Hispano–Ingleses, constituida como tal a finales de 1966. Al año siguiente comenzaban a comercializarse los primeros coches construidos en la planta navarra de Landaben bajo licencia de la British Leyland, en concreto los Morris 1100 y Austin 1100, así como el MG 1100, el primer deportivo como tal fabricado en España. Más tarde llegaban los Mini 1275C, una variante de los Morris 1300 ingleses. Podríamos decir que se trataba de una variante lujosa del Mini 1.3 al llevar un tablero acabado con madera de nogal y asientos de piel, toques de lujo para un coche que no sólo estaba de moda, sino que se le atribuía deportividad por lo efectivo que era en circuitos además de sus numerosas victorias en el Rallye de Monte-Carlo frente a coches mucho más potentes.
Aunque se puede considerar que en Authi lo que se hacía era más ensamblar que fabricar como tal, seguimos hablando de producto español. Cierto era que las chapas de los Mini (incluso los Mini 1000, en sus versiones Standard y Especial) se traían de Reino Unido, pero los motores, transmisiones y cajas de cambio venía de la planta de Nueva Montaña Quijano, ubicada en Los Corrales de Buelna en la provincia de Cantabria.
Como también ocurrió con Barreiros casi al mismo tiempo, la previsión de las ventas no se correspondió con la realidad, lo que llevó a que la marca extranjera, en este caso la British Leyland, a adquirir la mayoría de las acciones de Nueva Montaña Quijano a mediados de 1969. Desde entonces, los vehículos que salían de Landaben se comercializaban como Leyland-Authi, sin que esto repercutiese en el esperado ascenso de ventas. Los Mini, aunque muy apreciados, se vendían menos que otros vehículos más sencillos que en la época se encargaron de motorizar al país.
Para contrarrestar esto, bajo los Mini 1000 S, Mini 1000 E y el 1275 C que seguía siendo el tope de gama, en 1970 aparece el Mini 850 más sencillo que respondía a la necesidad de que fueran más baratos de comercializar eliminando el lujo que se había añadido con aquellos primeros Morris de fabricación española. Lo mismo ocurrió con el Mini 1275 GT que reemplazaba al 1275 C con interiores más sencillos que lo hacían más competitivo en el mercado. Más tarde se añadía el Mini Cooper 1300 con un gran equipamiento y un motor que rendía unos 68 caballos de potencia, algo menos que los 71 caballos del Innnocenti Mini Cooper que se fabricaba en Italia o el Mini Cooper S británico que alcanzaba los 76 caballos en sus versiones de producción en serie (los motores que se utilizaban en rallyes se acercaban a los 120 caballos).
La conducción de los Mini fabricados por Authi tenía algunos puntos diferentes de los ingleses y los italianos, pero no dejaba de ser una experiencia muy similar. Con el 850, se reducía la potencia, pero también se reducía el peso al tener un motor más pequeño de manera que no perdía demasiado brío (eso sí, en cualquiera de estos faltaba fuerza a bajas vueltas). En el caso del 850 la extraña ubicación de la palanca de cambios hace que haya que acostumbrarse, pero la caja funcionaba de manera suave mientras que la suspensión independiente sustituía a la hidrolástica que utlizaban otros Mini. Mientras que el tacto de la dirección es sumamente delicioso, el hecho de que montasen frenos de tambor tanto delante como detrás hace que la frenada no sea muy efectiva, incluso teniendo en cuenta el peso pluma.
BL-Authi cerraría sus puertas a mediados de los setenta, tras un declive y un incendio en Landaben poco más de un año antes. El Instituto Nacional de Industria encargaría a SEAT la compra de la fábrica, siendo donde se fabricaron los 124, algunos Lancia, el mítico Panda, el Polo Derby y el Volkswagen Polo, antes de que lo que se conoció como Authi pasara a ser Volkswagen Navarra. Desde entonces, la planta se ha centrado en la fabricación del Polo (incluyendo piezas de los Polo R WRC con los que la marca arrasó en el Mundial de Rallyes entre 2013 y 2016 con Sébastien Ogier, Jari-Matti Latvala y Andreas Mikkelsen), además del T-Roc en la actualidad. Por todo esto, tener o ver un Mini Authi es observar o vivir de primera mano una parte curiosa de la historia del motor en España.