Ferrari 488 GTB: El último Ferrari motor central de combustión pura raza

Cuando salió al mercado esta maravilla de Módena, el Ferrari 488 GTB tenía la misión de continuar el trabajo de sus antecesores, tales como el 458 o el 360, todos ellos superdeportivos de Ferrari con motor central. El 488, además, tiene la distinción de ser el primero de esta serie (el primer Ferrari turbo fue el 208 GTB, seguido del GTO y, por supuesto, el mítico F40) que incorporaba turbocompresores en lugar de un motor atmosférico, un avance tecnológico que ha creado opiniones diversas, teniendo en cuenta lo importante que es en un Ferrari la sinfonía del motor. El corazón de la máquina, como decía Enzo Ferrari. De hecho, desde el F40 no había habido ningún Ferrari turbo de motor central.

El propulsor del 488 GTB es el 3.9 biturbo V8 que desarrolla unos 661 caballos de potencia y 760 Nm de par motor – como dato de curiosidad, las turbinas de los turbocompresores están fabricados en aluminuro de titanio, un material empleado en motores de aviación que no sólo reduce el peso sino que es también muy resistente tanto a la oxidación como al calor. La potencia se transmite a las ruedas traseras a través de su caja de cambios automática de siete velocidades y doble embrague con levas en el volante y distintos modos de conducción – por supuesto cuenta con modo Sport y Launch Control, entre otras bondades. Con un peso en vacío de apenas 1.370 kilogramos, hoy día podríamos estar hablando de un coche liviano teniendo en cuenta que se ha vuelto común ver coches corrientes que superan las dos toneladas de peso.

Según cifras oficiales, el 488 GTB pasa de 0 a 100 exactamente en 3 segundos, alcanzando unos 330 kilómetros por hora de velocidad punta. La propia carrocería ayuda a ello gracias a flap trasero y el pilar trasero, así como las entradas de aire delanteras, contribuyen a la causa. Hasta las manetas de las puertas se diseñaron con la aerodinámica en mente. Más tarde aparecería el 488 Pista que elevaba la potencia a 710 caballos y el par motor a 770 Nm.

Como elementos opcionales, en el splitter delantero puede incorporar fibra de carbono, de la misma manera que aparece este material tanto en el fondo plano como en las tomas de aire situadas en el lateral a la altura del pilar C, justo al lado de la tapa de combustible (de hecho, su diseño es un homenaje al 308 GTB). También lleva asientos opcionales inspirados en los de competición que abrazan al conductor y al acompañante. El interior en sí es curioso, pues es una mezcla de lo espartano que uno se puede esperar un superdeportivo inspirado en los monoplazas de Fórmula 1 con toques de coche de lujo, como el tacto del salpicadero o los pespuntes que se pueden apreciar por todo el habitáculo. El sistema de infoentrenimiento se maneja con controles del volante.

En el momento en el que uno aprieta ese sencillo y bonito botón de ‘Launch’, situado por encima de las luces de emergencia, empieza la diversión. Con un movimiento del acelerador el Ferrari sale disparado. El coche se mantiene pegado al asfalto gracias a su enorme difusor trasero móvil, capaz de bajar y subir en función de la velocidad a la que marche – el 488 GTB es capaz de producir hasta 325 kilogramos de carga aerodinámica – la generación de agarre era una prioridad a la hora de hacer un sucesor que superase al 458. Aunque se puede llevar de manera cómoda y la electrónica (control de tracción, asistente en cuesta, ABS, ESP y más) ayuda, es un coche pensado claramente para dar caña, un coche que requiere de mucha atención al volante.

Durante su vida útil también tuvo su variante de carreras, el 488 GT3 que compitió en circuitos de todo el mundo relevando al anterior 458 GT3 – incluso tuvo una versión Evo con mejoras para mantenerse competitivo frente al resto de coches de la categoría. El 488 GTE, por su parte, sería el ganador de la categoría LMGTE Pro en las 24 Horas de Le Mans de 2019. El 488 dejaría de producirse en 2019 y pronto tomó su lugar el SF90 Stradale, una bestia híbrida que continuó el legado de la marca del Cavallino Rampante antes de que llegase el 296 GTB con su V6 híbrido. El 488, siendo el primer Ferrari turbo de motor central desde el F40, ocupa un lugar especial en la historia de la legendaria marca italiana.

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